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Matanza de chinos en La Laguna: el largo camino para retomar la memoria

Mayo 17
8:01 2021

Ni maderistas ni villistas, uno de los actos de violencia más cruentos en la historia de México sucedió en Torreón.

La matanza de 303 integrantes de la Comunidad China en mayo de 1911 representa uno de los episodios más violentos de los que se tienen registros en Torreón, sin embargo a más de 100 años de lo ocurrido la lucha por evitar que el hecho quede en el olvido continúa. 

Una versión conocida por muchos laguneros sigue siendo que Pancho Villa ocasionó la masacre, además de que los asiáticos eran violentos y propiciaron un enfrentamiento con las fuerzas maderistas.   

Mitos de la matanza

Todo ha sido desmentido en repetidas ocasiones, aunque una parte de la población se niega a creer la verdad y obstruir su difusión. El periodista Delfino Ríos fue uno de los primeros que, a semanas de la barbarie, evidenció lo ocurrido en su artículo La verdad sobre los asesinatos de Chinos en Torreón, publicado en el periódico Diógenes y que sirvió como guía para el gobierno del país asiático para sus investigaciones posteriores. 

Pero el hermetismo que imperó por décadas se rompió en 1993 con la publicación del libro Entre el río Perla y el Nazas: La China decimonónica y sus braceros emigrantes, la colonia china de Torreón y la matanza de 1911, autoría de Juan Puig. Fue el primer libro de investigación en torno al caso y que retoma los dictámenes que en su momento emitieron autoridades del país asiático y el gobierno mexicano, entre los que resalta que la motivación real de los actos fue el odio y el racismo que una parte de la población tenía a una comunidad pacífica y próspera que en ese entonces era de las más grandes de su tipo en México.

La muchedumbre siempre es peligrosa: pero cuando ésta entra armada y se siente apoyada por un populacho sediento de saqueo y cuando las circunstancias la hacen durante tres o cuatro horas dueña de sus actos, consciente de su omnipotencia y sin autoridades ningunas, construyéndose en juez y en verdugo, el crimen tiene que ser la consecuencia fatal: esto aconteció en Torreón, cita la publicación en torno a una de las investigaciones realizadas sobre la masacre. 

De tal modo que la matanza ocurrió como una coyuntura por la entrada de fuerzas maderistas a Torreón y el desprecio que había hacia la comunidad desde tiempo atrás por una parte de la burguesía local. 

Racismo antes y después de la masacre

Sin embargo, en La Laguna y Coahuila no se le hizo justicia a la memoria del hecho hasta después varios años. Uno de los libros más relevantes para conocer el nacimiento, desarrollo y momentos emblemáticos de esta ciudad es Historia de Torreón, escrito por Eduardo Guerra y que apenas dedica unas escuetas líneas de la masacre ni tampoco aborda los antecedentes para comprenderla. 

El ataque y asesinato a cerca del 50 por ciento de la Comunidad China que en 1911 contaba con poco más de 700 integrantes en Torreón puede explicarse si se toma en cuenta diversos hechos previos. 

Desprecio a los otros 

Dada la excentricidad de sus costumbres y sus rasgos físicos, la sociedad lagunera de finales del siglo XIX comenzó a desarrollar cierto sentimiento de desprecio a quienes eran diferentes.

El cronista de Torreón Sergio Antonio Corona (1950-2017) expuso en su blog que el 14 de junio de 1882 incluso esto fue un asunto de Estado, pues el Periódico Oficial de Coahuila publicó un texto en el que enaltece el concepto de raza y la supremacía racial. La publicación discrimina y menosprecia a los chinos en contraste con los extranjeros de origen germano.  

Fue hasta 1910 cuando el desprecio hacia los asiáticos creció en plena conmemoración del centenario de la Independencia de México. El libro de Juan Puig documenta que en la tradicional representación del Grito de Dolores resonaron tres frases desde la Plaza 2 de Abril en Torreón: ¡Viva Madero, Muera Porfirio Díaz, Mueran los chinos!, además de que diversos establecimientos de la Comunidad China fueron apedreados.

Otro de los libros que sirve como una guía para entender la masacre es La casa del dolor ajeno, autoría de Julián Herbert y que también da cuenta de la discriminación que se vivió después del 15 de mayo de 1911. La publicación señala nombre y apellido de personajes de la época y políticos que con orgullo fundaron durante la década de los veinte la Liga de Comerciantes Pro Raza, entre ellos Efraín López y Felipe Garza Cavazos quienes fueron alcaldes de la ciudad.  

Los actos de desagravio

En el marco del centenario de la masacre en 2011 fue presentado el documental Sang (duelo), dirigido por Brenda Azucena Muñoz Yáñez y que muestra el contraste que existe entre las versiones populares e históricas en torno al caso.

La producción reúne las entrevistas de dos personas clave: el presidente de la Unión Fraternal China, Manuel Lee, así como una mujer de ascendencia asiática que prefirió mantener el anonimato.

El primero de los testimonios sirve para conocer el contexto de las dificultades que en la segunda mitad del siglo XIX vivieron los pobladores de aquel país asiático y por lo que muchos se vieron obligados a buscar mejores oportunidades en América.  

Familias lastimadas

La coyuntura en ese entonces por gobierno de Porfirio Díaz favoreció dicho objetivo y derivado a que Torreón era una de las ciudades más favorecidas por tener el cruce de dos rutas ferroviarias, sirvió como un imán para el desarrollo en la producción agrícola. 

La fuente anónima entrevistada, por su lado, abonó a cómo las familias con descendencia china vivieron actos de discriminación a lo largo del siglo XX.

El documental también nos presenta los actos de desagravio que hubo entre 2004 y 2007 en torno a la masacre de 1911, además de la falta de respeto a los mismos por parte de las autoridades locales y la población civil.

El primero consistió en la colocación de una placa en honor de las 303 personas asesinadas y que fue colocada afuera del antiguo edificio del Banco Chino, la cual fue robada con el paso de los años. El siguiente fue en el marco del Centenario de Torreón, cuando con la visita del embajador de China en México, Yin Hengmin, hubo un acto de desagravio a cargo de las autoridades municipales y también fue colocada en el Bosque Venustiano Carranza una estatua denominada El Hortelano.

La figura era en honor a los chinos agrícolas que había a principios del siglo XX, aunque poco después fue blanco de actos vandálicos y el robo de placa que después apareció en el drenaje de la ciudad. La escultura fue retirada meses después ante los constantes intentos de hurto y siendo el último el que más llamó la atención: la representación del chino tenía una cuerda en la cabeza.

Lucha por la memoria que sigue

En vísperas de los 110 años de la matanza que marcó uno de los episodios más sanguinarios de la Revolución en el norte, el Gobierno de México prevé un histórico acto de disculpa hacia la comunidad China.

Está previsto incluso que asista el propio presidente Andrés Manuel López Obrador el 17 de mayo.

"Yo le doy gracias a dios por lo que nos ha dado. La decisión que toma el presidente era una cosa inesperada, era algo que nosotros no esperábamos pero la decisión es bienvenida. Es la primera vez que un presidente de la República toma esa decisión y esperamos que sea para bien&rdquo, dijo en entrevista exclusiva para MILENIO hace unos días, Manuel Lee. 

El descendiente chino destacó la importancia de que la disculpa trascienda a un discurso y exista un verdadero reconocimiento a lo que su gente le aportó al desarrollo de esta ciudad de 113 años de edad.

  Libros de historia A la par del acto hay otras actividades relevantes, una de ellas es la presentación del libro 303: la matanza de chinos en Torreón, autoría del historiador y director del Archivo Municipal, Carlos Castañón Cuadros. 

La publicación presenta las diferentes investigaciones realizadas en torno al caso y que disipan los rumores que existen en torno al hecho. Demuestra la inocencia de los chinos, su aporte a la región y los laguneros que arriesgaron su propia vida para salvarlos de la barbarie, entre los que figura el fundador de la ciudad, Federico Wulff.

También de manera histórica se incluye los 303 nombres de las personas que perdieron la vida a manos de la población y las tropas maderistas, además de sus centros de trabajo que refleja su penetración en el desarrollo económico de la época porfirista.  

 

Fuente: https://www.milenio.com/

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